Todos los días una mala noticias para los argentinos. Ayer hubo dos malas noticias. El gobierno decidió, de manera sorpresiva, referirse a las Islas Malvinas como “Falklands” y anunció la privatización de los trenes, empezando por el Belgrano Cargas. Parecía que solo les faltaba decir que “se los devolvemos a los ingleses”.
En la mañana de ayer, el gobierno nacional emitió un comunicado oficial en el que, tras una reunión entre la ministra de Relaciones Exteriores, Diana Mondino, y el vicepresidente del Comité de la Cruz Roja, Gilles Carbonier, se utilizó el nombre “Falklands” para referirse a las Islas Malvinas. La reunión tenía como objetivo reanudar las negociaciones del Tercer Plan del Proyecto Humanitario, que busca identificar a los combatientes argentinos caídos en las islas.
El comunicado, que fue rápidamente eliminado del sitio web oficial, usaba el término “Falklands” como sinónimo de Malvinas. Desde el oficialismo lo calificaron de “error grosero”, y la canciller Mondino aclaró en su cuenta de X: “Es absolutamente falso que desde Cancillería haya salido un comunicado donde llamamos a nuestras Islas Malvinas por otro nombre. En cuanto a la versión maliciosa publicada en la web del gobierno, estamos identificando al responsable para despedirlo. Vamos a ir a fondo contra cualquiera que, guiado por la ideología de izquierda, atente contra los intereses de los argentinos. Las Malvinas son, fueron y serán siempre argentinas, estamos trabajando para recuperarlas”.
Desde el Ministerio de Defensa también cuestionaron el comunicado, calificándolo de “malicioso” y solicitando una investigación urgente. Sin importar las responsabilidades, es difícil pasar por alto que en su discurso ante la Asamblea de las Naciones Unidas, el presidente Milei omitió referirse a la defensa de la soberanía sobre nuestras islas, algo que ha sido una tradición de todos los presidentes anteriores.
Simultáneamente, el gobierno nacional, a través del vocero presidencial Manuel Adorni y el titular de la Agencia de Transformación de Empresas Públicas, Diego Chaher, anunció la privatización del Belgrano Cargas, el ferrocarril de carga más importante del país, que atraviesa 14 provincias y conecta el norte argentino con los puertos del Gran Rosario. “Hoy iniciamos el proceso de privatización de la empresa estatal Belgrano Cargas y Logística S.A., un proceso que implica la concesión al sector privado. La empresa opera tres líneas ferroviarias que cubren un total de 7.600 kilómetros. Para cada una de las tres líneas vamos a instrumentar siete procesos de concesión diferenciados”, declaró Chaher.
La privatización de los ferrocarriles está contemplada en la Ley de Bases que el Congreso aprobó en junio pasado, con el apoyo de amplios sectores de la oposición. En el anexo VIII de la ley, se autorizó la privatización total de Ferrocarriles Argentinos y sus cuatro empresas públicas vinculadas: Trenes Argentinos Capital Humano, Belgrano Cargas, Operadora Ferroviaria S.E. y la Administración de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF).
Como en la época del menemismo, los trenes vuelven a ser privatizados, con las consecuencias nefastas que ya vivimos hace tres décadas y que culminaron en la tragedia de Once. Durante la campaña electoral del año pasado, el presidente Milei declaró: “Los trenes deberían ser privados; cuando teníamos el mejor sistema ferroviario del mundo, eran ingleses”. Una verdadera tontería. Deberían leer la Historia de los Ferrocarriles Argentinos de Raúl Scalabrini Ortiz para entender la importancia de que los trenes sean argentinos. Cuando Perón nacionalizó los ferrocarriles, sus críticos afirmaban que había comprado “hierro viejo”, pero Scalabrini Ortiz sostenía que lo que se había adquirido era “soberanía”.
Gabriel Reches, director de El libro perdido, con la colaboración de Luis Zeimbrowski y María Pía López lo cuentan en el capítulo de la Historia de los ferrocarriles argentinos:
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