Con un argumento mentiroso Argentina es el único país del mundo que se opuso a una resolución de la ONU que busca adherirse, en rasgos generales, a la protección de los derechos de las comunidades originarias en cuestiones como justicia, medioambiente y preservación de creencias espirituales, conocimientos ancestrales y lenguas. Por incomodaok y quecirculeinformación en diálogo con el Movimiento de Mujeres y Diversidades indígenas por el Buen Vivir
El Argumento
«La Argentina favorece la protección de los derechos de las poblaciones indígenas en sus diversas tradiciones culturales en la medida en que la riqueza y la diversidad cultural aporta a la vida social (sic). Considera sin embargo que el documento sujeto a votación no figura suficientemente garantizado el acceso a los derechos humanos a las poblaciones indígenas sin discriminación».
«La afirmación de la promoción de prácticas ancestrales puede dar lugar a la validación de tradiciones que podrían estar encontradas con los derechos fundamentales de mujeres y niñas, o el derecho a la salud y el acceso al progreso científico. El uso de terminologías ambiguas y amplias dificulta y confronta con derechos humanos de garantía universal. Argentina celebra el respeto a la libertad religiosa y cultural de todas las personas, siempre en el marco de la universalidad de los derechos humanos para todos y quiere seguir contribuyendo y trabajando para que esa garantía sea realidad sin discriminación alguna».
Lo que se esconde detrás de esta postura
En Argentina particularmente hay una gran diversidad de pueblos originarios, con su propia cosmovisión, con una organización política y su propio idioma. Existen hoy más de 36 pueblos originarios preexistentes a la formación del Estado Argentino reconocidos en la reforma de la Constitución Nacional de 1994.
Lo que Cancillería Argentina no dijo expresamente es que en realidad el punto de confrontación más fuerte que los pueblos indígenas tiene con el Estado argentino es el de la propiedad comunitaria vs la propiedad privada.
Está es la lucha más importante que se está dando por parte de pueblos originarios en muchas partes del país.
Lo que Cancillería oculta deliberadamente es que si Argentina adhiere a la resolución de la ONU tendría que responder a cientos de comunidades que están hoy siendo judicializadas.
Tendrían que cesar la criminalización sistemática, racista que imparten mediante gobernadores, jueves y fiscales corruptos que consuman desalojos para beneficiar a empresarios nacionales e internacionales.
Negando esta disputa de base histórica y presente continuamos siendo cómplices de esta hipocresía discursiva que no es nueva pero que estos días fue noticia.
Por otro lado, aparecen personajes de la «oposición» a expresar su repudio cuando el anterior gobierno nacional y popular, tuvo a cinco mujeres presas políticas Mapuche junto a sus hijes, hacinadas en pésimas condiciones más de un año. Donde el Estado firmó un acuerdo que no sólo no cumplió sino que sostiene la militarización de un Rewe -espacio sagrado ceremonial- sin respetar justamente la libertad religiosa y cultural.
El Estado argentino históricamente ha rechazado, perseguido y hasta temido a los conocimientos ancestrales. Esas prácticas que Cancillería expresa como ambiguas y peligrosas para los derechos universales, no son más que excusas mentirosas para no tener que respetar el derecho a la identidad originaria, el derecho a la salud ancestral, el derecho a la consulta previa e informada para proyectos en sus territorios, el derecho a su idioma en todos los estamentos públicos. El derecho a hacer valer su economía comunitaria y a su organización política.
El Estado argentino se formó sobre la sangre de millones de personas, sobre todo abuelos y niñeces torturadas. Donde sobrevivieron los más fuertes para ser servidumbre los más fuertes para ser servidumbre de la casta histórica genocida de este país.
Mienten cuando hablan de que determinadas prácticas ancestrales o tradiciones pueden estar en contraposición con los derechos fundamentales de mujeres y niñas como el derecho a la salud y el acceso al «progreso científico». Hay racismo en esta expresión, la medicina ancestral es un recurso para toda persona que quiera tratarse de esa forma, pero eso no invalida a la medicina occidental. Es de notoriedad pública que especialmente en varias de las provincias del NOA y en otros puntos del país, muchas mujeres y niñas acuden a hospitales públicos en busca de la medicina occidental y se encuentran con el racismo estructural cuando no hay intérpretes para sus idiomas, cuando no se les garantiza por ejemplo el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo (IVE) o cuando se presentan con cuadros agudos de intoxicación o deshidratación porque están tomando agua contaminada por agrotóxicos o porque ni siquiera tienen acceso al agua y se las manda a su casa con ibuprofeno o se les manda a comprar una medicación porque los hospitales no tienen insumos.
¿Cancillería piensa que no se sabe internacionalmente de las vejaciones, del incumplimiento y de la violación de derechos humanos que realiza el Estado argentino?
Particularmente las violencias hacía mujeres y a niñas indígenas a través de la práctica del chineo perpetrada por hombres criollos, hijos y padres del poder político, mismo referentes del Folklore que fomentan la cultura de la violación en festivales y que se apropian de tierras comunitarias. La hipocresía desborda.
No se trata de creer que la ONU viene a querer solucionar todas las violencias porque esos pronunciamientos serán completos, pero no se garantizan el debido cumplimiento. En la práctica no ejercen una regulación efectiva, no de garantiza que los gobiernos regionales tengan que dar cuenta en la justicia internacional, salvo determinados casos, que llegan a una corte internacional de derechos para luego tener una resolución que puede ser ignorada por la necedad y negacionismo de turno.
El sistema y su burocracia es muy difícil y solo algunos pocos casos llegan a obtener una justicia que siempre queda tarde y precaria.
El gobierno actual tiene como slogan el concepto de libertad, pero no está otorgando libertades a los sujetos sino más bien está perpetuando políticas públicas y privadas genocidas y de opresión profundizando el racismo estructural e institucional.
¡Basta de causas armadas, basta de desalojos, basta de fumigaciones y envenenamientos, basta de abusos de poder, basta de racismo!
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