El mundo arde y a las autoridades del mundo poco les importa. Las preocupaciones de los jefes de Estados rondan alrededor de cómo sostener un sistema económico insostenible. Se refieren al agua, a las tierras y todo lo que habita en ellas como un “recurso explotable” y construyen sentido común nombrando así a nuestro hogar. Quieren crear consenso para sostener un mundo distópico. Dejan a los pueblos fuera de las decisiones que les afectarán a ellos y a las futuras generaciones de forma recalcitrante. El panorama es difícil: las personas asalariadas, empleadas o no, estamos más cerca de ser refugiados climáticos que de salir de la pobreza, que se extiende por todos los pueblos del mundo. Las empresas de comunicación construyen una imagen de pueblos doblegados e impotentes huyendo del fuego. Sus recortes editoriales muestran rostros sucios de cenizas y lágrimas. Qué peligroso para ellos mostrar a los pueblos organizando la rabia y el dolor en brigadas, que peligroso se vuelve para ellos mostrar que los territorios que aún se conservan es gracias a la protección de los pueblos indígenas que ellos criminalizan y desoyen. Qué peligroso se vuelve mostrar que los pueblos pueden tomar acción y, que cuando lo hacen, funciona. “Dime cuánto dinero recibes de los agronegocios y te diré cuánto informas acerca de los incendios en el país”, publicó Guillermo Folguera, cuánta razón. Por ANRed
El Amazonas, un panorama general de la región
El Amazonas es el bosque tropical más grande del mundo, abarca 8 países: Brasil, Perú, Ecuador, Colombia, Bolivia, Guyana, Venezuela, Surinam y la Guyana Francesa. Para darse una noción, un informe de la red amazónica de información socioambiental georreferenciada, registró que entre el 2001 y el 2020 la Amazonía perdió más del 54,2 millones de hectáreas, lo que corresponde al tamaño de un país como Francia. Todos los años se suman millones de hectáreas a este triste contador.
“Aunque los medios de comunicación hablan mucho de los incendios amazónicos, la realidad es que en los últimos años hemos reportado que la mayoría de los grandes incendios en la Amazonía (es decir, en Brasil, Perú y Colombia) emergen en zonas previamente deforestadas”, indica el informe N°200 del Proyecto de Monitores de la Amazonía Andina (MAAP, por sus siglas en inglés). Más adelante indican que “en general, la construcción de carreteras, la agricultura, la ganadería y la minería de oro, son las principales causas de deforestación en países amazónicos”.
Así lo explicó Ruth, coordinadora general de a Coordinadora Nacional en Defensa de Territorios Indígenas, Originarios, Campesinos y Áreas Protegidas de Bolivia en el programa de Que Arda Radio. En la Amazonía Boliviana y la Chiquitanpía se repite la situación regional: Desde 2019 se han incendiado más de 6 millones de hectáreas de bosque primario. Por un lado, existe legislación que permite realizar “quema controlada” con el fin de deforestar propiedades pequeñas, de 20 hectáreas, para una práctica conocida como “chaqueo”. Esta legislación es conocida como las 13 normas incendiarias: a un productor le sale 350 dólares deforestar cada hectárea y de multa pagará 20 centavos de dólar.
Así comienza lo que Ruth denominó “el tráfico de tierras”: pequeños productores terminan aliados a grandes terratenientes o empresas transnacionales. Luego de los incendios, se expande el agronegocio y la industria ganadera. Denunció también que existe una práctica de reconfigurar los territorios, protegidos como propiedad de pueblos indígenas o como áreas naturales protegidas. Por ejemplo, derogando uno de los artículos incendiarios pero, en simultáneo, aprobando otros. Una vez reconfigurada la ley, los indígenas no pueden volver a entrar.
El mismo patrón se repite en Brasil: luego de las quemas, empresas de la industria cárnica como Mataderos JBS, Marfrig y Minerva expanden sus territorios ganaderos. En el 2023, una jueza del Rondonia declaró culpables a las compañías Distriboi y Frigon por la deforestación provocada junto a tres mataderos en la Amazonía, sobre una zona protegida llamada Jaci-Paraná.
En agosto y septiembre del 2024, se registró el récord de incendios forestales en la Amazonía. Se calculan unas 15 millones de hectáreas incendiadas.
Prohibido cuidar, prohibido comunicar
Ser periodista y cubrir temas ambientales es sinónimo de ponerse en riesgo. No sólo lo sabemos por la práctica, existen informes como “la prensa y el planeta en peligro”, presentado el pasado 15 de mayo por la UNESCO donde analizan datos desde el 2009 hasta el 2023. “Con un promedio de 50 ataques por año, el estudio encontró que al menos 749 periodistas, grupos de periodistas y medios de comunicación han sido atacados mientras cubrían temas ambientales…”. Del mismo se desprende que desde el 2009 ha habido por lo menos 353 agresiones entre las que se encuentra el intento de asesinato. Pero también hubo 210 casos registrados de ataques legales, de los cuales 39 periodistas resultaron encarcelados por sus informes ambientales.
Por otro lado, la Global Witness, presenta informes anuales sobre la situación de los defensores ambientales en todo el mundo. Resaltan, por un lado, que el 80% de la biodiversidad que se conserva en el mundo es gracias a los defensores ambientales que son, en su inmensa mayoría, pueblos indígenas. Esta ONG recaba sus datos de distintas organizaciones territoriales. De esta forma relevó que sólo en el año 2023, 196 defensores ambientales fueron asesinados por serlo.
Asimismo, el asesinato no es la única forma de ataque. En el territorio llamado Argentina lo estamos viendo con las causas armadas al Pueblo Nación Mapuche o con la feroz represión desatada contra el pueblo Jujeño durante la reforma inconstitucional.
La situación en Córdoba, Argentina
Hay un ambiente de entrega de los “bienes naturales” cristalizado en la aprobación de las leyes del Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI). No hay lugar en este gobierno para declarar «Emergencia Nacional» cuando decenas de miles de hectáreas de monte nativo (unas 52000 hectáreas quemadas en 7 días), de viviendas, de bosques se incendian minuto a minuto.
La libertad es para la destrucción de la tierra para especulación inmobiliaria, el agronegocio y la industria cárnica. Este gobierno, las principales fuerzas políticas y los medios de comunicación hegemónicos construyen sentido común instalando la idea de “incendios descontrolados”. Pero bomberos voluntarios, brigadistas, asambleas socioambientales y pueblos que se ven encerrados por el fuego denuncian que no es un accidente natural. Saben que estos incendios tienen una intencionalidad política-económica, lo han vivido en otras oportunidades.
Dejar que se queme y que «lleguen las inversiones»
Córdoba está viviendo en carne propia el futuro que se avecina. Una vez más, la especulación inmobiliaria y la actividad ganadera son parte de los motivos. Por otro lado, vecinos y brigadistas han señalado al Equipo Técnico de Acción ante Catástrofes (ETAC) y el Departamento de Unidades de Alto Riesgo (DUAR) como responsables de propagar el fuego.
Desde la Agencia de Noticias Científicas, dialogaron con Juan Argañaraz y Melisa Giorgis, investigadores del CONICET especialistas en incendios forestales y señalaron que “existen registros de zonas que se quemaron entre 13 y 14 veces en un periodo de 30 a 35 años” y que “aquellos lugares que se fueron urbanizando en los últimos años tienen una alta frecuencia de fuego”. Además, señalaron a la industria ganadera que genera incendios para o bien para fomentar el rebrote de pastos, ya que el forraje natural de las sierras no sería muy nutritivo para el ganado. O bien para “limpiar” zonas o deforestar. “En este aspecto, la excusa es ir degradando algunas zonas para después justificar el cambio de uso».
Hay por lo menos 11 detenidos acusados de generar incendios intencionales. Uno de ellos está inscripto en la AFIP como productor de soja y cereales. Otros han declarado que los “han mandado a incendiar”. Videos circulan en las redes de vecinos reduciendo a un hombre encontrado con un bidón de nafta provocando un nuevo foco.
En este contexto, el presidente Javier Milei sólo sobrevoló la zona de los incendios. Fue recibido por el gobernador Llayora y por el intendente Passerini. Los bomberos voluntarios hicieron una larga fila esperando a que bajara a saludarlos en el centro de operaciones sobre la ruta 38. No lo hizo, tampoco realizó ningún anuncio. El paseo duró tres horas. Hay brigadas que están trabajando turnos de 36hs.
Les invitamos a leer especialmente esta nota escrita por Celeste Rumie de Brigada Forestal Comunitaria Chiguanca desde Luyaba, Traslasierra para ANRed.
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