Como sucede en cada rincón del país, trabajadores comunitarios del merendero y centro cultural Les Pibes del Ombú, ubicado en Glew, cuentan los padecimientos que atraviesa la comunidad: “Vemos escenas desgarradoras”. Por Movimiento Etiopía para ANRed
“Este año nos desbordó la cantidad de niñas y niños que comenzaron a venir, que nunca antes se habían acercado al espacio. Empezamos a notar un deterioro en las condiciones en las que llegaban, respecto a la ropa y alimentación”, cuentan en diálogo con ANRed las trabajadoras y trabajadores comunitarios del merendero y centro cultural Les Pibes del Ombú, que funciona en Glew, al sur del conurbano bonaerense, desde el año 2008.
“Ya hace 16 años que abrimos todos los sábados –explican– para realizar talleres para niñas y niños de entre 5 y 17 años. También garantizamos la merienda; vienen alrededor de 25 chicas y chicos. Actualmente ofrecemos un taller de adolescentes que lleva adelante dos actividades, una deportiva y una literaria. Además existe un espacio para niñas y niños más pequeños vinculado a la alfabetización y la realización artística; un espacio de juego libre para todas las edades; y se está organizando un taller de yoga para edades de 5 a 10 años”.
–¿Cómo se sostiene el espacio económicamente?
–Mediante donaciones de particulares y la organización de rifas y eventos. Lo único que recibimos por parte del Estado proviene de la municipalidad de Almirante Brown, que una vez por mes nos entrega mercadería y, a través del plan “+Calcio”, leche en polvo para repartir a las familias.
–¿Aumentó el número de niñas y niños que asisten?
–Sí, este año llegamos a recibir más de 50 por sábado, pero muchas familias que venían, por motivos económicos y presiones materiales, tuvieron que abandonar el barrio y buscar viviendas más baratas. Los cambios de población en general se dan en las familias que no viven hace tanto tiempo en la localidad y cuya situación es más precaria aún. Lo que sí aumentó sostenidamente es que se acercan más personas adultas a solicitar ayuda, aunque sus hijos no vengan al espacio. Vemos escenas muy dramáticas, desgarradoras, de gente que hace poco se mudó al barrio, muchas familias que sufren una precariedad que jamás vivieron. Por otro lado, las que asisten hace años dependen ahora mucho más que antes de la mercadería que repartimos. Les resulta imprescindible para llegar a fin de mes. Incluso tuvimos que volver a juntar ropa para repartir en invierno, algo que hace años no hacíamos.
–¿La crisis económica les obligó a modificar algo más?
–Sí, además de lo que sucede en las familias del barrio, también aumentaron las preocupaciones de quienes garantizamos la apertura del espacio y los temas de nuestras conversaciones. Ahora nos centramos mucho en qué están comiendo las chicas y chicos que vienen, cuántas veces comen al día, qué tipo de alimento, en qué condiciones llegan. Todo el tiempo estamos pensando en qué ofrecer alimentariamente, cuando nuestro espacio es en realidad un centro educativo y cultural. Pero la apremiante situación hizo que la merienda cobrara una gran centralidad.
Para conocer más sobre el merendero y centro cultural solo hay que acceder a sus redes sociales: @pibesdelombu en Instagram y “Los pibes del Ombú” en Facebook.
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