El presidente Javier Milei y su ministro Federico Sturzenegger decidieron vender o regalar Aerolíneas Argentinas. Poco les interesa la línea de bandera, la única que llega a muchísimos destinos del país donde una empresa privada no llegaría. Con la presencia del vicejefe de Gabinete, José Rolandi, y el secretario de Transporte, Franco Mogetta, La Libertad Avanza arrancó el debate en comisión en la Cámara de Diputados para rematar la aerolínea de bandera. Con el apoyo del PRO, el oficialismo se dedicó a cuestionar el manejo del peronismo desde su estatización en 2008, y no dudaron en atacar a los gremios que defienden sus derechos. “Son delincuentes, no trabajadores”, sostuvo Mogetta.
El plenario de comisiones de Transporte y Presupuesto se extendió durante más de seis horas. Los más entusiastas en el oficialismo pretendían emitir dictamen el mismo día, pero terminaron dándose de frente con la realidad: de momento, las firmas no estaban. Faltaba negociar para consolidar la mayoría privatizadora. Las firmas del PRO y la Coalición Cívica, que son los bloques que impulsan los dos proyectos de ley que declaran “sujeta a privatización” a Aerolíneas Argentinas, estaban firmes. Sin embargo, el pichettismo de Encuentro Federal y una parte del radicalismo se mostraban incómodos: la mayoría respaldaba la privatización y coincidía con el discurso oficial del “despilfarro” deficitario de la empresa, pero la experiencia del desguace de los años 90 pesaba, y nadie quería ser responsable de dejar a su ciudad sin conectividad.
Muchos radicales y legisladores de fuerzas provinciales sabían que apoyar la privatización significaba quedarse sin transporte aéreo hacia sus provincias, lo cual los votantes no perdonarían. “Si privatizan, nos matan. Nosotros, cuando se estatizó, pasamos de tener 12 vuelos por semana a tener 44”, reconoció un dirigente misionero, cuyo voto el gobierno necesita.
Si bien no logró reunir el número para dictaminar, el oficialismo aprovechó el primer round en el plenario de comisiones para arremeter contra los sindicatos aeronáuticos. “Los sindicalistas que dicen defender Aerolíneas Argentinas son los que más la perjudican. Van nueve medidas de paro y, por cada medida de fuerza, Aerolíneas Argentinas pierde aproximadamente un millón y medio de dólares”, argumentó el secretario de Transporte, Franco Mogetta, quien protagonizó varios cruces con los legisladores de la oposición, particularmente con los peronistas y los del FIT, durante toda la jornada. Fue una reunión tensa, en la que por momentos Mogetta llegó a gritarle a Vanina Biasi (FIT): “¡No tienen idea de lo que es un trabajador!”.
Mogetta incluso acusó a los sindicatos de haber hecho renunciar al jefe de operaciones y adelantó que, si no conseguían un reemplazo, “no quedará otra opción que cerrar la compañía”. En un acto de ataque a los trabajadores, Mogetta afirmó que estos abren valijas y se roban las pertenencias de los pasajeros. “Son delincuentes, no son trabajadores”, sostuvo el secretario, despertando una oleada de gritos en las filas de Unión por la Patria y la izquierda. “¡Caradura, mentiroso!”, le gritaban los diputados.
Frente a las embestidas del oficialismo y sus aliados, el peronismo, la izquierda e incluso Encuentro Federal (EF) salieron a cuestionar la voracidad privatizadora del gobierno. “Aerolíneas vuela a 22 destinos donde nadie más vuela, y a 39 destinos sin pasar por Buenos Aires. Esto no es importante para los que están abrazados al Obelisco, pero sí lo es para los que vivimos en la Argentina federal”, cuestionó el exministro de Transporte Diego Giuliano, quien recordó: “Aerolíneas ya se privatizó, y se vendieron 22 aviones en tres semanas. Se liquidaron los activos de la compañía y terminó con el actor que lo llevó adelante preso en España”.
Nicolás Massot se encargó de sentar la postura de EF en la negociación, adelantando que estaba de acuerdo con “la discusión”, pero que había que resolver antes algunos detalles: “Tienen que explicar qué formato de privatización, qué metodología, qué controles y qué beneficios le van a dar al comprador”, demandó, y cuestionó al oficialismo por no haber convocado aún a la Bicameral de Privatizaciones. “Son los únicos que no presentaron los nombres”, lo chicaneó José Luis Espert, presidente de la comisión de Presupuesto. “No hubo pedido formal porque, como todo en este gobierno, es ‘blue’, informal y con asado en Olivos”, le retrucó Massot.
Una de las pocas voces libertarias fue la de Lilia Lemoine. “No podemos sostener una empresa que da pérdidas. Eso es gasto estatal, es deuda”, argumentó, y en lo que pareció una provocación agregó: “¿No preferirían tener el dinero para redistribuirlo entre los jubilados?”. La mesa donde estaban sentados los diputados de UxP estalló en risas incrédulas. “¡Ahora se acuerdan!”, le respondieron.
Con información de Página 12
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