Varios destacados dirigentes del gremialismo peronista llegaron a tratar al líder metalúrgico cuya muerte representó el golpe más duro al entonces flamante presidente Juan Domingo Perón, electo dos días antes
PorFacundo Giampaolo
A 51 años del asesinato de José Ignacio Rucci, quien en 1973 era secretario general de la Confederación General del Trabajo (CGT), dirigentes gremiales que lo conocieron en aquellos años recuerdan al líder sindical que fue uno de los actores fundamentales en el regreso de Juan Domingo Perón al país.
El 23 de septiembre de 1973, el país y el peronismo vivían una elección presidencial trascendental tras el largo exilio de su líder. Con el 62% de los votos, Perón obtuvo el triunfo y comenzó su tercera presidencia. Pero el entusiasmo se vio empañado por un hecho que enlutó al país y a los trabajadores justicialistas. A los dos días del esplendoroso triunfo electoral de Perón, en la mañana del 25 de septiembre, fue asesinado José Ignacio Rucci, líder del gremialismo peronista, hombre de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), que conducía la CGT y y gozaba de la estrecha confianza de Perón.
Naldo Brunelli
“Lo conocí en mi sector de trabajo cuando fui a una asamblea sobre la concreción del futuro y actual sanatorio de UOM en San Nicolás, en 1970″, recuerda Naldo Brunelli, secretario general de la UOM de San Nicolás, en donde José Rucci ocupó el mismo cargo. Brunelli nació en la década del 40 y, a los 20 años, comenzó a trabajar en la empresa metalúrgica SOMISA. Poco después de conocer a Rucci, fue elegido delegado y tuvo más contacto con él a través de los Congresos de Delegados y el trabajo gremial.
En 1972, José invitó a Brunelli a participar de la lista verde que él dirigía como Secretario de Organización, cuarto en la línea sucesoria. Pero un conjunto de circunstancias lo convirtieron en una de las personas más cercanas al líder gremial. El Secretario Administrativo renunció a poco de ganadas las elecciones y el segundo en la línea sucesoria dimitió en enero de 1973. Por lo tanto, Brunelli ocupó el cargo de Secretario Adjunto hasta el 27 de septiembre de 1973. Cuarenta y ocho horas después del asesinato de Rucci, Lorenzo Miguel lo designó secretario General de la Seccional San Nicolás. “En esa época, todos los dirigentes gremiales teníamos miedo por la vida de todos, y obviamente por la de José, dado su grado de exposición y su inquebrantable lealtad a Juan Domingo Perón”, indica. Lamentablemente, las presunciones se hicieron realidad con su vil asesinato.
Hugo Curto
Hugo Curto, ex secretario general de la UOM de Tres de Febrero, destaca que Rucci también fue uno de los factores fundamentales del retorno de Perón a la patria. “José era un tipo sencillo, normal, como todos, a pesar de la responsabilidad que tenía”, detalla. Lorenzo Miguel fue la persona que vio las capacidades de Rucci como dirigente y quien pensó que podía cumplir un rol decisivo en la central de los trabajadores.
“Lorenzo le dio todo el apoyo y Rucci llegó a ser lo que fue por él. No tenía seccional cuando fue a la CGT“, aclara. Si bien eran días complejos, Curto dice que nadie creía que lo iban a matar a José. “Sabíamos que nos podían pasar cosas pero, de alguna manera, no dejamos de arriesgarnos”. En la jornada del 25 de septiembre les comunicaron la noticia de que habían matado a Rucci, aunque no supieron de inmediato cómo ni cuándo había ocurrido, algo de lo que se fueron enterando con el transcurso de las horas. “Sentí mucho dolor, porque además de ser el secretario general de la CGT, era un tipo bárbaro”. “Era un compañero con todas las letras, muy solidario”, sintetiza Curto.
Agustín Amicone
“José era un compañero de una fuerte personalidad y un gran carisma”, rememora Agustín Amicone, titular del Sindicato del Calzado, que cuenta que la primera vez que lo vio fue en la elección de Rucci como secretario general de la CGT. Amicone explica que, por un conflicto en su gremio, fue a pedir la colaboración de José y de la central obrera. “Su respuesta fue de apoyo y respeto”, reconoce y agrega que aquella actitud le causó un impacto que, hasta el día de hoy, recuerda con la misma emoción. También menciona que tuvo la suerte de participar de la reunión en la que el líder gremial fue elegido como secretario general de la CGT, uno de los recuerdos más importantes y emocionantes que tiene sobre Rucci.
Agustín Amicone, histórico dirigente gremial del calzado, actual secretario general del sindicato
Otro de los momentos que destaca fue un encuentro en la Confederación General del Trabajo en el que estuvo frente a frente con él y en el que pudo compartir un abrazo y un saludo. Al igual que sus compañeros, no olvida la trágica jornada: “Su asesinato fue un golpe durísimo, no solo para nosotros sino para el propio Perón”, quien en aquel luctuoso día aseguró que le habían cortado las piernas.
“Lo tenemos siempre presente. Es inolvidable”. Todos ellos reconocen el papel central que cumplió José para el justicialismo y el sindicalismo. “Rucci tuvo una importante participación y actividad en defensa no solo del movimiento obrero”, cuenta Amicone. “En ese momento, José fue el jefe casi del peronismo y tuvo una participación activa en el regreso del general Perón a la patria”, asegura y subraya que la disponibilidad que tenía para estar en favor de los compañeros era de una nobleza destacable.
La emoción de Amadeo Genta
Amadeo Nolasco Genta, secretario general dele gremio de los empleados de la Ciudad de Buenos Aires, Sutecba, en los 70 y en la actualidad, mantuvo una relación personal con Rucci antes de que éste asumiera la conducción de la central obrera, al igual que lo hizo Lorenzo Miguel. “Tuve el orgullo de haber sido parte del Consejo Directivo de la CGT de Rucci de 1973″, sostiene emocionado. Al recordar sus últimos días y su asesinato, Genta se muestra visiblemente conmovido y apenas puede contener el dolor, antes de quebrarse y permanecer en un profundo silencio.
Amadeo Genta, de saco gris y remera negra, junto a Norberto ImbelloniCaló y su último encuentro con Rucci
El metalúrgico Antonio Caló fue otro de los que entabló una relación personal con Rucci, e incluso con su familia, y una de las últimas personas que lo vio con vida. El dirigente de la UOM, delegado en la empresa metalúrgica La Baskonia, ubicada en Villa Soldati, conoció a José en la sede del gremio metalúrgico de Villa Lugano. Aún resuenan en la memoria de Caló las palabras de Rucci al asumir como secretario general de la central de los trabajadores: “La CGT va a ser peronista”, proclamó. “No quiero olvidarme de Lorenzo Miguel, quien fue el que catapultó a Rucci a la CGT”, agrega Caló. Entre los hechos que vivió junto al líder sindical, destaca el regreso de Perón a la Argentina, “un evento de gran felicidad para los trabajadores metalúrgicos, que lucharon durante 17 años por su retorno al país. Gracias a José, el General no murió en el exilio como Juan Manuel de Rosas y José de San Martín”.
Antonio Calo (tercero desde la izq), brindando con Rucci por el triunfo de Perón, en la sede de la UOM de Lugano en la calle Riestra, un día antes del asesinato del secretario general de la CGT
Un día después de las elecciones, en las que Perón fue elegido presidente, un grupo de dirigentes metalúrgicos se reunieron para celebrar el resultado en la UOM de Villa Lugano. Al finalizar el almuerzo, Rucci realizó un brindis por el nuevo gobierno peronista que comenzaba. “Cuando se iba le digo: ‘Che, José, tené cuidado’, y me respondió: ‘Quédate tranquilo Tano, yo me cuido’, y no lo vi más”. Al día siguiente ocurrió lo que nadie esperaba. “El martes 25 de septiembre me enteré de que lo habían matado”, agrega. “Todos lloramos porque además fue con saña”. De su velatorio en el cementerio de la Chacarita participaron importantes figuras políticas, sindicales y el presidente electo: “Las lágrimas de Perón me quedaron marcadas, le mataron a un hijo”. Y concluye: “A José lo mataron por su lealtad a Perón”.
Perón descubre el busto de Rucci en la CGT. Su cara lo dice todo…
A más de 50 años de su asesinato, los dirigentes que conocieron a José Ignacio Rucci lo siguen llorando. Pero coinciden en que él estaría orgulloso de que en el movimiento obrero argentino sigan brillando los colores azul y blanco que él tanto defendió, y de que en la inmensa mayoría de los sindicatos su retrato se luzca junto a los del General Perón y de Evita.
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