Los argentinos padecen el peor gobierno desde el regreso de la democracia hace 40 años. El consumo de leche ha caído al nivel más bajo en 17 años, y el consumo de carne vacuna ha alcanzado su punto más bajo en 26 años. El transporte continúa aumentando, al igual que las tarifas de luz y gas, sumado al incremento en los precios de los alimentos, lo que hace que la supervivencia sea cada vez más difícil.
La pobreza ha alcanzado el 56%, y en el Gran Buenos Aires se elevó al 62%, con un 22% de indigencia, según el INDEC. No obstante, según datos del sociólogo Alfredo Serrano Mancilla, la pobreza llega al 73% de los argentinos. A estos datos alarmantes se añade el informe de UNICEF, que indica que más de un millón de niños se van a dormir todos los días sin cenar.
El desempleo también está en aumento: más de 10 mil pymes han cerrado desde que Milei asumió la presidencia, y los salarios y jubilaciones son los más bajos de América Latina. Mientras tanto, Caputo celebra un 4% de inflación, aunque la acumulada desde que asumió el Ministerio de Economía ha alcanzado el 112%.
Según Serrano Mancilla, la clase media prácticamente ha desaparecido y la clase pobre es la mayoritaria: “Si analizamos los datos de la Encuesta Permanente de Hogares del Primer Trimestre de 2024, podríamos afirmar que el ingreso promedio es muy poco representativo de la realidad social. Con una distribución tan desigual, resulta mucho más riguroso analizar el valor de la mediana que el de la media. ¿Por qué? Porque apenas hay hogares argentinos que tengan ingresos cercanos a la media, y porque la media no está en la mitad de la distribución, sino desplazada hacia la derecha. Existe un 68% de hogares por debajo de ese ‘valor medio’ y un 32% por encima”.
El sociólogo, responsable de la CELAG, señala la importancia de prestar atención al valor de la mediana: el 50% de los hogares argentinos tiene un ingreso mensual per cápita por debajo de 198.000 pesos. Esta mitad del país es pobre. De hecho, la pobreza en Argentina afecta al 55% de la sociedad.
En su análisis, Serrano Mancilla explica que ese número es insuficiente para dimensionar la pobreza real, ya que este tipo de medidas ignoran a los hogares con ingresos muy próximos al umbral de pobreza. Es decir, si un hogar tiene solo 100 pesos más que el valor de la canasta básica total (CBT), dejaría de ser considerado pobre según los cálculos habituales. Sin embargo, ¿sería correcto afirmar que un hogar con un ingreso per cápita de 222.332 pesos mensuales es pobre, pero uno con 222.352 pesos no lo es? La respuesta, basada en el sentido común, es que no sería correcto.
De ahí que el consultor afirme que existe un 18.3% de hogares “casi pobres”, por lo que la pobreza real en Argentina alcanza el 73%.
En resumen, si realmente nos preocupa la pobreza, deberíamos contemplar la suma de los ‘pobres’ y los ‘casi pobres’. Es decir, un 73%.
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