La Audiencia en la CIDH en la que el gobierno atacó a los organismos de derechos humanos.
Iba a ser una audiencia en la que se discutiera cómo estaban las políticas de memoria, verdad y justicia durante el gobierno de Javier Milei. Sin embargo, terminó siendo un escenario en el que la administración de La Libertad Avanza (LLA) mostró su repertorio, que incluye desprecio a los organismos de derechos humanos, acusaciones de que se busca una venganza contra las Fuerzas Armadas y una apelación a la “memoria completa” —como reclaman los sectores pro-impunidad—. Con Estela de Carlotto y Taty Almeida a la cabeza, los organismos de derechos humanos le solicitaron a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que haga una visita a la Argentina. “Les pedimos que vengan a escucharnos a nuestro país para que puedan comprobar en persona todo lo que hemos dicho”, les pidió la referente de Madres de Plaza de Mayo, Línea Fundadora.
La audiencia sobre memoria, verdad y justicia comenzó puntual a las 18. En Washington había una delegación de los organismos integrada por Paula Litvachky —directora ejecutiva del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS)—, Verónica Torras —directora de Memoria Abierta—, Carolina Villella —coordinadora del equipo jurídico de Abuelas de Plaza de Mayo— y Claudia Poblete, una de las nietas que integra la comisión directiva de la institución. Las acompañaba el escritor y docente universitario Martín Kohan.
Los pedidos de los organismos de derechos humanos
En Buenos Aires, Estela de Carlotto y Taty Almeida ocupaban las primeras butacas del auditorio de la Casa por la Identidad en el Espacio Memoria y Derechos Humanos, que funciona en lo que fue el campo de concentración de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). Junto a ellas estaban Carlos Pisoni, de H.I.J.O.S. Capital, y Graciela Lois, de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas.
La presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo rompió el hielo recordando que habían acudido a la CIDH en plena dictadura y logrado una visita en 1979 —que sirvió para convalidar lo que los familiares venían denunciando: las desapariciones y los centros clandestinos por doquier—. “Vengo hoy, ya con 94 años, a pedir una vez más su ayuda ante todos los retrocesos que se viven en la Argentina en materia de derechos humanos”, dijo Estela de Carlotto.
Litvachky denunció que el gobierno tiene un “programa que busca transformar el balance social condenatorio sobre la dictadura y habilitar una mayor violencia estatal en el presente”. Pisoni habló de los despidos en la Secretaría de Derechos Humanos que afectan las políticas de memoria. Claudia Poblete contó que son muy pocas las Abuelas que quedan, pero que la búsqueda sigue, ya que son alrededor de 300 los nietos que aún falta encontrar. Villella, por su parte, se centró en el cierre de la unidad especial de investigación (UEI) que funcionaba dentro de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi). Verónica Torras habló del desmantelamiento de la política de archivos y del ataque a los sitios de memoria. “Hay verdades que están pendientes, como justicias que están pendientes. Pero incluso las que alcanzamos, a lo largo de los años, precisan ser protegidas del embate que hoy las acecha”, dijo Kohan.
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