El gobierno y las cámaras empresarias de colectivos del analizan aumentar el boleto del transporte de 870 a 1305 pesos. La reunión comenzó ayer y hoy habría definición. Por ahora no hay acuerdo pero esperan llegar a un acuerdo en el día de hoy. Según la patronal, hasta ayer las reuniones no fueron satisfactoria pero descartan que haya un lockout patronal. Según los empresario “entre tarifas y subsidios estamos recibiendo menos plata que hace un año”.
El subsecretario de Transporte Ignacio Plencovich le prometió a las empresas una nueva ecuación de costos que contemple la redistribución de subsidios que se activó este mes con el traspaso de líneas a Capital y el recorte de fondos a la Provincia de Buenos Aires con el fin del boleto integrado.
Si bien el pasajero paga más por el transporte público, las empresas reciben cada vez menos fondos. “El aumento de tarifa fue para ahorrar subsidios. La quita de subsidios es mayor al aumento de la tarifa en proporción. Vamos reduciendo las frecuencias porque los colectivos son más viejos y se rompen más”, explicó Luciano Fusaro, empresario del sector.
El viernes habrá además reunión paritaria y la Unión de Transporte Automotor (UTA) reclama un sueldo básico de $1.160.000 millones. Sin contemplar el incremento salarial, los empresarios llegaron al encuentro en la Secretaría de Transporte con una estructura de costos que exigía aumentar el boleto real de los $863 actuales a casi $1400. Con los subsidios aplicados hoy el pasajero abona $371.
Del sector privado asistieron los representantes de la Cámara Empresaria de Autotransporte de Pasajeros (CEAP), Cámara de Transporte de la Provincia de Buenos de Buenos Aires (CTPBA) y la Cámara de Empresarios Unidos del Transporte Urbano de Pasajeros de Buenos Aires (CEUTUPBA). El secretario de Transporte Franco Mogetta estuvo ausente del encuentro, concentrado en el proyecto de privatización de Aerolíneas Argentinas.
Supermercados. El país está en una verdadera debacle y según datos del Indec la actividad en los supermercados cayó fuerte. Entre los aumentos del transporte, las tarifas y los malos salarios la gente deja de consumir comida.
Según el último dato del Indec, el índice de ventas totales a precios constantes en los grandes supermercados mostró una caída de 0,1% en la comparación mensual. Sin embargo, el descenso de la actividad fue de un 12,3% en la comparación interanual.
En el caso de los autoservicios mayoristas, la caída fue más profunda y llegó al 17% interanual. Ante la licuación de los ingresos de los trabajadoras y trabajadoras, por más morigeración que exista de la inflación, las familias dejan de adquirir bienes tan básicos como la comida.
Las ventas totales a precios corrientes, para julio de 2024 relevadas en la Encuesta de Supermercados, sumaron 1.588.237,8 millones de pesos, lo que representó un incremento de 229,1% respecto al mismo mes del año anterior. Para el séptimo mes del año, la inflación interanual había arrojado un alza de 263%. La facturación creció menos que la evolución general de precios. Esto podría explicarse porque las familias redujeron la cantidad de bienes adquiridos ante cada visita al supermercado. Traducción: se dejaron de comprar bienes tan básicos como la carne, lácteos y otros bienes adquiridos en las grandes cadenas.
La pérdida del poder adquisitivo de las familias no se detiene. Al séptimo mes del año, la cantidad de operaciones consignadas por el Indec ascendían a 74,2 millones. Un año atrás, habían llegada a 77,8 millones.
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