A 79 años del nacimiento del cantante, que cada 19 de agosto era saludado por sus fans, abrirán las puertas a su intimidad.
El 1945 fue un año de importantes movimientos mundiales. Perón en la Argentina. El comienzo de la Era Atómica y las bombas sobre Nagasaki e Hiroshima. El surgimiento del existencialismo, con Jean Paul Sartre, la división de Vietnam. La creación de la ONU. Y como si todo eso hubiera sido poco, el 19 de agosto nació Roberto Sánchez. Es decir, Sandro. O sea, una leyenda.
Pero, quién hubiera apostado con convicción, por entonces, que ese pibe que se criaba en una humilde habitación de la calle Tuyutí al 3000, en Valentín Alsina, con el tiempo se convertiría en uno de los artistas más importantes de la canción en América Latina. Y, sobre todo, uno de los más queridos de la Argentina y alrededores.
Textual de Sandro: “Nosotros vivíamos en una pieza y compartíamos con los vecinos del yotivenco la cocina, la pileta del patio y el baño. Claro que éramos pobres. Pero mi viejo fue tan sabio que me hizo mi propia habitación dentro de la zapie. Era un espacio de un metro y medio por un metro y medio que me enseñó lo que es tenerlo todo en la nada”.Sandro, un ídolo que surgió de un barrio de clase obrera y conquistó América. Foto Archivo Personal Roberto Sánchez
Si pensás, perdés
Con esa plataforma de lanzamiento, tal vez muy pocos se hubieran animado; pero qué importaba. Contaron los periodistas Graciela Guiñazú y Eduardo Barone en este mismo portal que en 1986, en el Teatro Opera, cuando Sandro terminaba de ensayar un show que ofrecería esa misma noche, le preguntaron por el secreto de su éxito.
Él, según los cronistas, no necesitó meditar la respuesta. “Te lo voy a resumir en una sola frase: ‘¿Pensaste?, ¡Perdiste!‘” ¿Cómo, perdón? “Si tuviste una idea, si se te ocurrió algo, tenés que hacerlo ahí mismo, sin pensarlo. Porque si lo pensás nunca se va a concretar.”
Eso había hecho él mismo, unos cuantos largos años antes, cuando resolvió que si iba a imitar a Elvis, lo iba a ser a fondo. Por eso, para su debut, el 9 de julio de 1958 en el que debutó en el salón La Polonesa, de Valentín Alsina se pintó las patillas con corcho, le puso gomina al jopo y se calzó un estridente suéter de la mamá de un compañero.Sandro, en el club de Valentín Alsina en el que comenzó su rica historia. Foto Archivo Sandro
Todo bien con el play back, hasta que Roberto arremetió con Hotel de corazones destrozados y el disco de pasta que estaba sonando se rompió. Pero ahí fue cuando no pensó y no perdió: empujado por su intuición, cantó a capela para salvar el momento y se llevó la primera gran ovación de miles que lo abrazarían a lo largo de su vida por venir.
Tampoco le dedicó tiempo a la reflexión, cuando decidió que el rock and roll era el camino, aunque algunos boleros de moda y unos cuantos tangos no venían nada mal para completar un combo que le abriría más puertas que ese ritmo loco que se iba imponiendo en el mundo de los más jóvenes. Y tan mal, no le fue.
Lo importante no es llegar, sino permanecer
En esa misma larga nota que revelaba los lados ocultos del ídolo, contaban que hacia 2001 Sandro le adjudicaba el secreto de su permanencia a “la mano de Dios”.
“Cuando estuve tan enfermo -decía- pasé dos años metido en mi casa sin cantar. ¡¡¡Dos años!!! Sin grabar y sin hacer ninguna actuación especial. Y cuando volví me encontré con esta maravilla. La fidelidad del público es el premio más importante que he recibido. Vender un millón de discos es interesante, pero el cariño de la gente no lo podés poner en una vitrina.”La salud lo obligó a Sandro a un retiro prematuro.
La década que lo esperaba no sería nada amable con él. Con la salud en plan de deterioro progresivo, sólo le quedaban tres años de escenarios. El último, el 16 de mayo de 2004, fue el Gran Rex; una de sus tantas “casas”, en las que impregnó las paredes y telones con los ecos de su voz inigualable, envuelta en los gritos de sus nenas.
Una historia llena de luces y con algunas sombras
Entre aquel pequeño Elvis apócrifo y este Señor de la rosa que le pedía al “barba” una más, las huellas de Los de Fuego, los Sábados Circulares de Pipo Mancera, las madrugadas de La Cueva, muchas guitarras, algunas muchachas, 13 películas, baladas que cargaba de erotismo, tiempos de Gitano, el primer argentino en hacer un Madison Square Garden, el primero en cantar en el Luna Park…Sandro en el Madison Square Garden: Fue, cantó y volvió.
También programas de televisión, 22 millones de discos vendidos, algunos tiempos de “olvido”, el primer Gardel de Oro de la historia, un Grammy a la Excelencia Musical, una reivindicación sostenida de la mano de figuras del rock local como Pappo, Charly García y Raúl Porchetto, y el regreso a un primer plano que ya no abandonaría pese a su obligado silencio.
Las nenas, las incondicionales
Y en algún momento de todo eso, el nacimiento de “las nenas”. Sus nenas. Palito Ortega, su “contraparte” musical en los tiempos de hit tras hit, suele bromear que mientras a él mientras cantaba las mamás de sus admiradoras le acercaban estampitas y muñequitos, a Sandro las suyas le tiraban piezas de ropa interior.
Las nenas. Adolescentes en los tempranos ’70 de los meneos sensuales del joven Sánchez, crecieron y maduraron a la par de su ídolo, lo vieron triunfar y también morder el polvo de la falta de estímulo, lo vieron engordar y desmejorarse en un vacío existencial en el que se tomó un tiempo hasta encontrar la salida, lo vieron encanecer, regresar con gloria y apagarse lentamente. Ritual. Ante cada cumpleaños la casa de Sandro, en Banfield, recibía a cientos de fans. Foto Diego Waldmann
Pero nunca dejaron de estar allí. Como tampoco dejaron de hacer su vigilia casi religiosa, en la previa de cada 19 de agosto, frente a la puerta de la famosa casa de Banfield, el bunker, la mansión, en la que Sandro encontraba el sosiego para tanta agitación. Allí estaba ellas, siempre, cada 19 de agosto, esperando su saludo como si se tratara de una bendición.
Él, con voz paternalista o con voz de hombre desamparado, había sabido cómo hechizar desde el escenario: cantar en bata, mover la pelvis, temblar con todo el cuerpo. Y también había sabido esconderse detrás de los muros de su casa de Banfield, para apagar cualquier intento de invasión de su intimidad.Sandro y su casa de puertas abiertas. A la derecha, el portón del garage donde Sandro llegó a guardar siete autos importados. Foto: Gentileza Producción
“Si no fuera por las mujeres, no sería nadie”, declaró con honestidad brutal el día en que cumplió 47 años. Y recordó una entrevista que le habían hecho en una radio norteamericana, cuando conquistó el Madison Square Garden de Nueva York.
“El locutor le preguntó a una de las oyentes por qué le gustaba tanto Sandro -dijo-. La mujer respondió: ‘Le gusta a mi madre, me gusta a mí y le gusta a mi hija. Sandro, además de un hombre atractivo, es como una religión, una tradición, una costumbre’“. A propósito de la bendición. A propósito de la vigilia religiosa. El saludo (o la bendición) del ídolo para sus seguidoras incondicionales. Foto Gustavo Fidanza
Aún con Roberto en mal estado, Sandro supo arreglárselas para seguir encantando a sus seguidoras hasta el último momento. Dueño absoluto del escenario, se acodaba en el piano, aspiraba el oxígeno del tubo que estaba ubicado junto a su micrófono, y les hablaba, en tono intimista, sobre sus conflictos, sobre su melancolía.
Ellas aullaban consejos maternales y propuestas ninfómanas. Entonces, él bromeaba, las llamaba, una vez más, “mis nenas” -o “mis mujeres”- y les cantaba estrofas melosas para hacerlas temblar, como lo hacía él, desde una punta a la otra del cuerpo.Sandro y su casa de puertas abiertas. El paredón de su mansión en Banfield, y su acceso franqueado. Foto: Gentileza Producción
Un paseo virtual por la mansión del ídolo
Como ya desde 2010, este jueves 19 de agosto Roberto Sánchez no saldrá a saludar a sus nenas. Sin embargo, a diferencia de los años anteriores, un recorrido virtual interactivo por la Casa de Sandro estará habilitado durante 48 horas de manera gratuita para los vecinos y vecinas de Lomas de Zamora que se hayan anotado en la web www.sandrodeamerica.net
No se trata de un streaming, sino de un acceso a través del sistema que utilizan algunos museos y Google Maps, que permite que el visitante elija lo que quiera ir mirando y la manera de hacerlo, en 360 grados. Dentro de ese recorrido, hay tags que los visitantes pueden abrir para ver algo específico.Sandro y su casa de puertas abiertas. El vestíbulo, como pocas veces fue visto. Foto: Gentileza Producción
Entre esos objetos, se destacan objetos personales del cantante, como sus guitarras, cuadros y los autos, entre otros. Pero a diferencia de lo que habitualmente sucede en los museos, el recorrido no tiene voz en off, porque cada uno puede elegir, antes de ingresar, la música con la que quiere acompañar su recorrido.
El estreno será este mismo jueves 19, reservado para los vecinos de Lomas de Zamora, municipio en el que en 2018 la fecha fue declarada el Día de Sandro, y permanecerá habilitado durante 48 horas.Sandro y su casa de puertas abiertas. Un paseo por el jardín del “bunker” de Roberto Sánchez. Foto: Gentileza Producción
Pero a no desesperar. Después del estreno del documental que muestra la realización del disco Tengo una historia así, que está disponible desde el 6 de agosto pasado, con dos temas inéditos y nuevas versiones de algunos de sus clásicos, que será el 26 de agosto, el recorrido virtual interactivo quedará habilitado para todo el mundo de manera gratuita y sin código de ingreso.
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