El ministro de Axel Kicillof pide dejar atrás las internas que dividen al PJ bonaerense. De la provincia de Buenos Aires como refugio del kirchnerismo a la proyección nacional del gobernador.
n un momento de tensiones internas dentro del peronismo, Gabriel Katopodis, ex intendente de San Martín y actual ministro de Obras Públicas de la provincia de Buenos Aires, aporta una lectura optimista pero realista sobre las internas y los desafíos que enfrenta el partido. En recientes declaraciones a Delta 90.3, Katopodis subrayó que “la interna peronista no me parece tan grave, en la medida que todos tengamos la capacidad para ir orientando el rol que queremos cumplir”. No obstante, aunque minimizó la gravedad de la disputa, lo cierto es que los dardos cruzados entre las facciones que se alinean detrás de Axel Kicillof y Máximo Kirchner evidencian una fractura que podría tener un impacto significativo en el futuro del peronismo.
El ministro enfatizó que las internas son un fenómeno común dentro del espacio, sobre todo cuando está en pleno “movimiento”, una situación que muchas veces se materializa en plenarios donde distintos sectores del peronismo exponen sus diferencias. “Estas expresiones no deberían interpretarse como síntomas de una crisis terminal, sino como un signo de vitalidad y reorganización“, delcaró. Sin embargo, la realidad política del peronismo actual está marcada por una feroz competencia entre las distintas alas del espacio, con el kirchnerismo buscando consolidar su poder en la provincia de Buenos Aires, un territorio clave tanto en la dinámica interna como de cara a las elecciones presidenciales de 2027.
Katopodis fue claro en resaltar la importancia de la provincia, definiéndola como “trinchera y al mismo tiempo punta de lanza” en la construcción de una alternativa política. La frase no es menor, ya que tanto Cristina como Máximo Kirchner han concentrado su esfuerzo en Buenos Aires, entendiendo que allí se juega buena parte del futuro del peronismo. Y de la caja que sostiene al kirchnerismo y La Cámpora. Pero la provincia no solo es un bastión electoral, sino también un campo de batalla donde se cristalizan las diferencias entre los distintos sectores del partido. Si bien los dos dirigentes mantienen una alianza estratégica, sus visiones del peronismo y del rol del Estado no siempre coinciden, y las internas locales tienden a exacerbar estas tensiones.
El escenario se complejiza aún más con la irrupción de figuras como Javier Milei, cuya retórica antisistema ha captado un sector del electorado tradicionalmente peronista, en especial en zonas del conurbano bonaerense. Katopodis advirtió que “hay muchos votantes bonaerenses de Javier Milei que confiaron que el sacrificio lo iban a hacer los que mejor estaban”. Esta declaración revela una autocrítica sobre cómo el peronismo ha perdido parte de su base electoral más humilde, ante la promesa de Milei de que los ajustes no recaerían sobre los más desfavorecidos, sino sobre los sectores de mayor poder adquisitivo. Para Katopodis, el peronismo “tiene que volver a los temas duros”, dejando de lado la imagen de “planeros” y retomando la agenda de los derechos laborales y la justicia social.
Además de las tensiones internas y el desafío de Milei, el peronismo enfrenta el escándalo de la investigación por violencia de género que involucra al ex presidente Alberto Fernández. Según Katopodis, la situación es delicada y Fernández “tendrá que pedir perdón” y “responder ante la justicia”. Este escándalo no solo afecta la figura de Alberto Fernández, sino que también deja al peronismo en una situación incómoda, con un líder que había pasado a un segundo plano tras su salida del poder, pero cuyo legado sigue presente en el debate interno. “No tenía ningún indicio de lo que se está revelando de Alberto”, admitió Katopodis, una frase que refleja la sorpresa de muchos en el espacio político por la gravedad de las acusaciones.
En última instancia, la interna peronista refleja no solo las diferencias personales o de estilos entre sus dirigentes, sino también la batalla por el alma del movimiento. Katopodis lo sintetizó bien cuando señaló que “la posibilidad de que podamos construir una alternativa de cara al 2027 se juega el año que viene”. En ese sentido, la urgencia de refundar el partido es inminente, tanto para volver a sintonizar con su base electoral como para superar las fracturas internas que amenazan con debilitar su capacidad competitiva.
El desafío no es menor: el peronismo debe salir fortalecido de esta crisis, recuperar su capacidad de movilización y ofrecer una alternativa clara que lo distinga en un escenario político donde fuerzas nuevas, como las lideradas por Milei, amenazan con desestabilizar los viejos equilibrios. Como lo advirtió Katopodis, “la gente votó, pero sin darle un voto de confianza al gobierno anterior”, un diagnóstico que refleja la fragilidad del momento y la necesidad de un proyecto renovador que pueda reconquistar el apoyo popular.
El peronismo está en movimiento, como lo estuvo muchas veces en su historia. La clave estará en si puede orientarse hacia una refundación que lo conecte nuevamente con los sectores que históricamente lo apoyaron, pero que hoy buscan alternativas más radicales o disruptivas. Lo que suceda en la provincia de Buenos Aires será decisivo para el futuro del partido y su rol en la política nacional de los próximos años.
por R.N.
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