
Por Ailín Colombo
Ilustraciones: Brutta
Héctor Oesterheld, de la mano del ilustrador Francisco Solano López, creó una de las novelas ilustradas más importantes de Latinoamérica: El Eternauta, que hoy tiene su adaptación audiovisual. La obra, que comenzó a publicarse en 1957, se estrenó a través de la plataforma Netflix este 30 de abril con Ricardo Darín en el papel protagónico y la dirección de Bruno Stagnaro.

La obra de Oesterheld está marcada por una visión que definió como “humanista”. Buscaba “hacer una historia humana, evitando el clásico superhombre”, explicó en una entrevista con Revista Siete Días en 1974, esta característica recorrió todos sus trabajos. Empático con el sufrimiento, la solidaridad sobrevuela sus guiones.
Para el autor, la historieta no era un género menor. Al contrario, “consideraba la historieta como una gran herramienta de aprendizaje, de educación, pedagógica para los jóvenes, básicamente para aquellos que no podían acceder a los libros”, indicó Alicia Beltrami, autora de “Los Oesterheld”, durante una entrevista con Felipe Pigna.
Supo introducir un cambio a la historieta de ciencia ficción de su época: dejó de lado al típico héroe sobrenatural e individual para reivindicar a trabajadores, soldados, periodistas e indígenas cuya solidaridad es el verdadero héroe. Según dijo en una entrevista radial de 1976, en el programa “5 por Buenos Aires”, la fórmula que lo distinguió fue “hacer héroes en grupo, que mostrarán una dimensión más humana, rica en sentimientos”.
En El Eternauta su sello quedó en mayor evidencia. Allí un grupo de personas se unen para luchar contra una invasión extraterrestre en Buenos Aires, esa solidaridad entre los sobrevivientes se vuelve el héroe colectivo de la historia. Oesterheld buscó en su obra reivindicar la dignidad de la resistencia.
Le entusiasmaba la idea de ver a El Eternauta plasmada en formato audiovisual, pero el presupuesto que implicaba en los 70 fue un impedimento. Así lo manifestó en dicha entrevista radial, emitida por Radio Belgrano: “Se pensó varias veces hacerla [a la película], hasta se pensó, para salvar los costos, hacerla en dibujo animado. Creo que se podría hacer, pero los que entienden más dicen que no se puede”.
El criminal exterminio de Los Oesterheld
En sus diferentes trabajos se percibe una sensibilidad con lo que acontece en el mundo. El periodista Ricardo Grassi, quien trabajó con Oesterheld en el periodico El Descamisado, manifestó en Infobae que “tenían una visión crítica del mundo y de la Argentina, pero no se involucraba en ninguna”.
La línea de sus trabajos produjo pequeños cambios ideológicos con el pasar de los años, en 1968 publicó la biografía ilustrada del Che Guevara. Luego, junto con el ilustrador Alberto Breccia, lanzaron en revista Gente una nueva versión de El Eternauta con mayores tintes políticos. El quiebre se dió hacia la década de los 70, cuando el compromiso militante de sus cuatro hijas, Estela, Diana, Beatriz y Mariana, lo llevó a unirse, junto con ellas, a la organización Montoneros.

Incluso, entre 1973 y 1974, coincidió con Rodolfo Walsh en el diario Noticias, donde publicó La guerra de los Antartes, con un enfoque coincidente con la línea editorial de Montoneros. Luego, en 1976 convocó a Solano López para lanzar El Eternauta II, donde se evidenciaba la radicalización de pensamiento de Oesterheld.
La dictadura genocida desmembró a su familia. En 1976 desapareció Beatriz. Luego, corrió la misma suerte Diana, que estaba embarazada, y su esposo Raúl. Al tiempo, llegó el turno de Héctor, el 27 de abril de 1977 en La Plata, ya había pasado a la clandestinidad. Al poco tiempo, cayeron Mariana (también embarazada) y Estela junto a sus parejas. De los diez desaparecidos, sólo aparecieron los cuerpos de Beatriz y Raúl.
El Eternauta se consagró como una de las historietas más importantes del continente, incluso, algunos autores indican que fue la primera novela gráfica de la historia. Según su autor, “fue lo mejor que se hizo en ciencia ficción en la Argentina y es una historia que no envejeció; al contrario, es vigente” (Revista Siete Días, 1974). Casi 70 años después, la vigencia se mantiene y la nueva serie audiovisual revigoriza la obra.

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