Los precios regulados por el Estado cada mes representan un porcentaje mayor de los ingresos familiares. Como contrapartida, los ahorros en subsidios no son importantes.
La inflación muestra una fuerte resistencia a perforar el piso del 4% y cuando algunos productos de primera necesidad muestran una desaceleración a causa de la caída de las ventas en una economía recesiva, el Gobierno aprovecha para volver a ajustar tarifas. Esta semana quedó en claro esa extraña sintonía que maneja el equipo económico que lidera el ministro Luis Caputo con el combustible: el mismo día que anuncia una baja insignificante del 1% en naftas por la caída del precio del petróleo, publica una suba del impuesto a los combustibles que más que compensa ese alivio al bolsillo. Como señalamos anteriormente, la inflación está siendo atizada ahora por la suba de los precios regulados, como combustibles y tarifas de transporte –tren, colectivos y subte–, energía eléctrica, gas y agua.
En una primera aproximación y con un nuevo incremento del servicio eléctrico para octubre, el costo fijo de un hogar en servicios públicos ascendió en septiembre, en AMBA, a $141.543, compuesto principalmente por el peso de la electricidad ($32.202 en promedio mensual), gas ($28.342) y transporte ($56.228), de acuerdo al relevamiento del Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP), integrado por la UBA y el Conicet. La cobertura tarifaria de los costos de los servicios públicos se presenta superior al observado en los últimos diez meses y con tendencia al alza como consecuencia de los incrementos en todos los servicios. La canasta de servicios públicos del AMBA incluye el consumo de energía eléctrica, gas natural, agua potable y transporte público y refleja el costo promedio de los servicios públicos para un hogar representativo de la zona urbana común que conforman la CABA y 40 municipios de la provincia de Buenos Aires. En energía eléctrica y gas natural se toma un hogar N1 y en agua potable un hogar de coeficiente zonal medio de la Ciudad de Buenos Aires.
Si se la compara con la inflación del período, la canasta de servicios es 9 puntos superior al promedio de los últimos diez meses (41%).
Esta tendencia se consolidará en los próximos meses a partir de la caída del costo energético estacional. «Con respecto a diciembre 2023, el costo de la canasta total se incrementó 370% a partir de las actualizaciones de tarifas de transporte (enero, febrero y agosto), energía eléctrica (febrero, junio, agosto y septiembre), gas natural (abril, junio, agosto y septiembre) y agua (abril, julio, agosto y septiembre). Los consumos de gas natural y energía eléctrica están ajustados por estacionalidad del consumo», sostiene el informe.
Gas, luz y transporte
En el desagregado por servicio se observa que el incremento más importante fue en la factura de gas natural con un aumento del 898% respecto a diciembre de 2023, explicado tanto por los aumentos tarifarios como por el aumento del consumo estacional invernal. El gasto en energía eléctrica aumentó 156% mientras que los servicios públicos que no dependen de factores estacionales muestran un aumento del 601% para el transporte y del 271% para el agua. La canasta de servicios públicos del AMBA de septiembre ya representa el 13,2% del salario promedio registrado estimado del mes, a la vez que el peso proporcional del gasto en transporte alcanza el 40% y es significativamente más elevado respecto de los restantes servicios.
Gas natural. El incremento más importante fue en la factura de este servicio, con un aumento del 898% respecto a diciembre de 2023.
Foto: NA
Y vaya paradoja, pese a los sucesivos y desmedidos aumentos de las tarifas de servicios públicos, el Gobierno –por la estructura de costos– no logra bajar significativamente el monto de subsidios. Los principales subsidios económicos a los sectores agua, energía y transporte tuvieron en agosto un crecimiento acumulado anual del 133% respecto de igual periodo del año anterior y por lo tanto su variación real muestra una reducción solo del 38% en el mismo período. Los subsidios a la energía representan el 79% de los subsidios totales y aumentaron 135% interanual nominal, mientras se reducen 38% en términos reales en los primeros ocho meses del año.
Si bien en junio CAMMESA devengó bajo por falta de crédito ($42.344 millones) en septiembre volvió a valores promedio de julio y agosto.
Como consecuencia, según las planillas oficiales, en septiembre la cobertura de costos de energía eléctrica y gas natural no alcanzaron al 100% en ningún segmento de usuarios residenciales. En promedio, la cobertura del costo de abastecimiento del gas en septiembre fue del 73% para los usuarios N1, mientras que los usuarios N2 y N3 pagan el 26% y 33% del costo de abastecimiento respectivamente.
Por otra parte, la cobertura de costos eléctricos tuvo un revés en el mes de mayo a partir de la postergación de los aumentos previstos, que se compensó parcialmente a partir de junio con los sucesivos incrementos en el precio de la energía y el nuevo esquema de bonificaciones. Por esto, la cobertura para el segmento N1 se ubica en el 90%. A su vez, para los usuarios N2 y N3 la cobertura es del 25% y 40% respectivamente.
En el caso del transporte, el costo en el AMBA –según el observatorio porteño de los servicios públicos– por pasajero asciende a $1.305.
Este valor, al contrastarse con el costo reconocido por el Estado nacional, que asciende a $869, implica la existencia de una brecha del 50% entre ambos. A esto se suma el aumento de 16% a partir de octubre. A su vez, la menor demanda de este servicio profundiza también el déficit del costo operativo del servicio. «Hoy, el subte transporta solo el 59% de los pasajeros que tenía antes de la pandemia, mientras ofrece una calidad muy baja con demoras e interrupciones constantes. Aunque el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires dice que avanza en obras nuevas para mejorar la red existente, el servicio sigue deteriorándose», señala el Centro de Estudios Metropolitanos (CEM).
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